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Traducción automática de fechas japonesas en memoQ

Aunque lejos están los días de las actualizaciones semanales, trataré de no tenerlos tan abandonados este «fresquito» verano.

Así que les contaré hoy algo que hace rato me andaba rondando: la traducción automática de fechas  niponas en el programita que destronó a Wordfast en mi corazón: memoQ. (No desesperen, no quiere decir que ya no sea hincha de wordfast, solo que ahora uso más memoQ).

Entonces, pasa que muchas veces las fechas japonesas vienen en el formato

昭和60年9月13日 (Era oficial, año, mes y día)

lo que por lo general no nos sirve en castellano, donde necesitamos día, mes y año gregoriano: (13 de septiembre de 1985)

Aunque con el día y el mes no hay mucho problema, la equivalencia entre eras oficiales y años gregorianos puede ser un lío. Normalmente yo tengo una listita pegada en la pared, pero igual es un poco incómodo. Y si memoQ y nuestra inventiva puede venir al rescate, bienvenido sea.

¿Entonces, cómo se hace?

Primero hay que confeccionar una regla de autotraducción en el panel de configuración (Ventana del proyecto o consola de recursos, luego «settings» y «autotranslation rules)

Si queremos entender la mecánica de las reglas de autotraducción, primero tenemos que dominar más o menos la búsqueda con comodines en Word. Aunque a primera vista nos puede parecer algo marciano, aburrido y de poca utilidad, es una herramienta tan potente que puede ahorrar mucho tiempo al traductor avispado. Lo recomiendo a ojos cerrados, aunque requiere invertir un poco de tiempo dominar y diseñar las búsquedas, el tiempo que se ahorra justifica la inversión.

Ahora bien, el que no tenga tiempo y quiera solo aprovecharlo, puede copiar los pasos siguientes:

Primero, ir a la pestaña de «translation pairs» y copiar lo que sigue. Aquí es donde le decimos a memoQ qué debe reemplazar con qué.  Ojo que esta es la parte tediosa porque hay que hacer listas separadas para los días, meses y años (yo hice desde la era Taisho en adelante, pues antes no es muy frecuente en mis traducciones).

Paso 1

Paso 1

La mismo en las eras:

Paso 2

Paso 2

Luego hay que decirle a memoQ el orden que necesitamos para el reemplazo, o sea crear la regla. En este caso la lista de los años equivale a $1, la de los meses a $2 y la de los días a $3. Entonces, como queremos que el orden salga al revés y con un la preposición «de» entremedio, le instruimos al programa que los reemplace en el orden que deseamos y ponga de entre cada elemento.

Paso 3

Paso 3

Así, 昭和52年1月14日 nos quedará automáticamente como 14 de enero de 1977 y nos saldrá marcado en verde en el panel de resultados de memoq.

Emocionante, ¿no?

Ahora bien, si están mucho más ocupados y no tienen tiempo para configurarlo, pueden bajar el archivo que yo creé con la regla desde el Language Terminal de Kilgray. Tienen que tener una cuenta en Language terminal eso sí. Busquen «fechas japonesas» en la sección de búsqueda de recursos. Suerte, y si encuentran alguna pifia, sean buenitos y avisen.

Un detalle que se me olvidaba: los números debe estar en el mismo formato que los ingresados en la regla: si ponen 15 en ella y el original que traducen dice 15, no funcionará, a menos que hagan otra regla con ese formato numérico.

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Memorias de traducción: ¿amigas o enemigas?

Para los que me echaron de menos y se dijeron, «¡pero cómo, es miércoles y no ha publicado nada!», aquí tienen la entrada de hoy:

Una herramienta indispensable para el traductor de textos técnicos son las memorias de traducción (TM en inglés). Estas consisten en una archivo en el cual se van acumulando las traducciones que uno va haciendo y que permite reciclarlas automáticamente cuando nos encontramos con oraciones parecidas a otras que ya hemos traducido.

Por ejemplo, si nos encontramos con el texto “Tome Pin y haga Pum“, luego de haber traducido “Tome Pan y haga Pim“, la TM nos dará esta última opción (indicándonos las diferencias con colores) y nosotros los traductores sólo deberemos cambiar el Pan por el Pin y el Pim por el Pum. Así de simple. Esto significa que las TM nos ahorran tecleadas, tiempo y nos ayudan a mantener la consistencia, sin obligarnos a volver atrás para “buscar, copiar y pegar” cuando nos da la sensación de que ya hemos traducido algo parecido.

Dicho así, esto de las TM suena como una panacea para los traductores. No obstante, como con todo, tienen sus riesgos y es preciso usarlas con moderación. Quizás el riesgo principal desde el punto de vista del traductor es que la segmentación del texto original, basada en oraciones u otro criterio predefinido, influye en la traducción e imprime su estructura en el texto traducido. Es decir, nos quita la libertad de juntar, separar y reordenar oraciones según nos parezca. Ahora bien, este es un problema más achacable al usuario que al software mismo: Tenemos esa misma libertad ya que con algunos ajustes, si es posible manipular las oraciones. Desafortunadamente es muy probable que las prisas o el insuficiente dominio de la herramienta nos impidan hacerlo.

Además, como las unidades de traducción se nos presentan de manera aislada, es probable que tendamos a olvidar la utilización de los recursos lingüísticos de coherencia y cohesión propios de la lengua a la que traducimos, adoptando inconscientemente los de la lengua origen. Un tema muy frecuente al traducir del japonés y el inglés al español se da en los mecanismos de referencia. Así, si el original dice “abra la casetera, introduzca el casete en la casetera, cierre la casetera y apriete la tecla play bajo la casetera”, cosa que NO es poco frecuente en japonés o inglés, al usar MT corremos el riesgo de imprimir toda esa redundancia al español, olvidando el uso de pronombres, emisiones que permitirían una mayor naturalidad en español. Esto es menos probable que suceda si no usamos MT.

Por último está el tema de la variedad en la redacción: al presentarnos la TM las traducciones previas, tenderemos a copiarlas sin más, con lo que restaremos vitalidad y ritmo al texto. Lo más probable es que si no la usáramos, tradujéramos de manera distinta segmentos estructuralmente parecidos, y eso, de todas formas no afectaría el resultado (obviamente que depender:a del tipo de texto. Algunos necesariamente tienen que ser repetitivos, como los archivos de ayuda, a causa de las referencias cruzadas). El equilibrio entre consistencia y monotonía es bastante sutil y no hay recetas para conseguirlo.

¿Cómo solucionar estos problemas?. La respuesta es simple: utilizar el software simplemente como una herramienta que ayuda en el proceso de la traducción, y no confundirla con una varita mágica que traduce por nosotros. Siempre es posible manipular el texto final una vez que ha sido limpiado y ya no tiene ninguna relación física con la TM. ¡Pero si hago cambios ahora, no se reflejarán en la memoria! gritarán los traductores alarmados, dejando ver que ya son presas de los dictámenes del software: Así es. Los cambios no quedarán en la memoria, pero el texto final quedará mejor. Y ese es nuestro trabajo. La TM no está para esclavizarnos.

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