Si bien el tema de si debemos los traductores atrevernos o no a traducir a la que no es nuestra lengua materna tiene distintas aristas, por lo general, soy de los que prefiere hacerlo únicamente en una dirección. No me niego a la posibilidad de que haya colegas capaces de producir textos muy buenos en su segunda lengua, pero en mi impresión, eso es muy poco frecuente y por lo general, entre personas cuya experiencia de vida los ha mantenido en contacto directo con ambos mundos. En muy pocos casos, entre aquellos que han aprendido la segunda lengua ya de adultos. En general esa es la idea que transmito a mis alumnos, ya que por muy correcto que esté nuestro texto desde una perspectiva gramatical, lo más probable es que carezca de toda naturalidad y apeste a traducción. Un caso no muy gramatical, pero que vale la pena comentar, es el de un señor inglés que en 1874 publicó en una revista de Yokohama un fragmento de su traducción al japonés del célebre monólogo de Hamlet*:
«To be or not to be, that is the question», se transformó en:
«あります、ありません、あれは何ですか»
Siendo un poco generosos, podríamos traducir al castellano como:
«Hay, no hay, ¿qué es eso?».
Y eso, ¡más de 100 años antes de Google Translate!
* Mencionado por Kita Shiro en Nichi-Eigo hikakuron, Tōkyō : Shūkōsha, Shōwa 49 [1974]