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Traducir de «lenguas fáciles»

Como el cuento de la nueva casa virtual ya parece el de Pedrito y el lobo (¿o era Juanito?, no voy a referirme a él en esta ocasión.

Mejor, me dedicaré a cumplir lo que dije hace ya varias entradas atrás, cuando vimos que don Quijote opinaba que «traducir de lenguas fáciles ni arguye ingenio ni elocución».  Por lo que se ve cuando uno dice que se dedica a la traducción, está claro que no es sólo él quien opina de esta forma y que aún hoy es una idea más o menos extendida.

Pero veamos, ¿cuáles son las lenguas fáciles? En términos lingüísticos, no creo que se pueda hablar de lenguas objetivamente fáciles o difíciles, sino más bien de lenguas que para hablantes de una lengua determinada puede resultar más fáciles o difíciles según los rasgos fonéticos, gramaticales o léxicos   que compartan. Entonces, el caballero de la triste figura se refiere aquí a las lenguas hermanas del español, como el italiano o el portugués, y considera al latín y al griego como lenguas difíciles.

Y bueno, hasta cierto punto podría decirse que es más fácil traducir del italiano o del portugués que del inglés o del japonés.  Pero la cosa no es tan fácil, ya que la cercanía entre lenguas impone a su vez una dificultad mayor:  saber evitar las interferencias, ya sean léxicas o gramaticales, que en el caso de lenguas más lejanas, como el japonés, pueden resultar más evidentes y por lo tanto, más fáciles de evitar. O sea, claro, es más fácil para cualquier hijo de vecino hispanohablante dilucidar el significado un texto  en portugués que en japonés, sin lugar a dudas.  Pero traducir, así con todas sus letras, para transmitir el mismo significado, mantener el estilo y no agregar información adicional…otra cosa es con guitarra.

Eso por un lado. Por el otro, está el tipo de texto, la función comunicativa y el objetivo de la traducción. Valentín García Yebra comenta un caso del portugués, que a simple vista parece sencillo:

Rua torta

lua morta

tua porta

(Poema serenata sintética, de Ricardo Cassiano).

Un intento de traducción  sería  » calle torcida, luna muerta, tu puerta» .

Se pierde la rima y se rompe la métrica. Ni hablar de la evocación romántica en una noche oscura.  No estoy tan seguro que la luna muerta suene bonito  o transmita lo mismo que el original.

Podría intentar mantener la rima y la métrica:

«calle torcida, luna morida, tuya puerta» … Pero eso no es castellano…y ahora que lo reviso, tampoco coincide toda la métrica.

A ver, Quijote, ¿quién te dijo que era fácil, ah?

 

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